Varios centenares de neonazis y supremacistas blancos marchan este domingo frente a la Casa Blanca, un año después de los disturbios en Charlottesville, Virginia, que dejaron un muerto y 19 heridos.
Al cumplirse el primer aniversario de aquellos incidentes, la red de extrema derecha "Unite the Right" protagonizará la nueva concentración en Washington.
Asimismo, se convocó una contra-manifestación en la plaza Lafayette, ubicada frente a la residencia presidencial.
Las autoridades buscarán impedir que los dos grupos entren en contacto con un importante dispositivo policial.
El presidente Donald Trump expresó el sábado su condena a todo tipo de racismo.
"Los disturbios en Charlottesville de hace un año causaron muertes insensatas y división", escribió en su cuenta de Twitter.
El mandatario había sido criticado el año pasado por no haber condenado claramente a los manifestantes neonazis tras los incidentes del 12 de agosto, que dejaron en evidencia el avance de la extrema derecha blanca.
"Debemos estar unidos como nación. Condeno todo tipo de racismo y acto de violencia. Paz para TODOS los estadounidenses", añadió en su mensaje previo a la manifestación de este domingo.
Sin embargo, el senador Mark Warner, demócrata por el estado de Virginia, insistió en que Trump despejó el camino para que los nacionalistas blancos difundieran "odio e intolerancia".
"Estos propagadores de odio y fanatismo se animaron a hacer público su mensaje debido a un presidente que se negó a condenarlos categórica e inequívocamente en términos claros", tuiteó.
La que ofreció un mensaje claro la noche del sábado fue la hija del presidente, Ivanka Trump: "Hace un año en Charlottesville fuimos testigos de una desagradable muestra de odio, racismo, intolerancia & violencia", tuiteó.
"Mientras los estadounidenses tienen la bendición de vivir en una nación que protege la libertad, la libertad de expresión y la diversidad de opinión, no hay lugar para la supremacía blanca, el racismo y el neonazismo en nuestro gran país", agregó.
- Estado de emergencia -
Como precaución, tras haber quedado desbordadas durante los disturbios del año pasado, las autoridades declararon el estado de emergencia en Chalottesville y en todo Virginia para ayudar a la movilización de agentes y recursos tanto en la ciudad como en el estado.
En Charlottesville se dispuso una importante presencia de agentes de seguridad con patrullajes y vallados en el área circundante al centro, con solo dos puntos de ingreso para peatones.
Dos personas fueron arrestadas, una por traspasar el perímetro de seguridad y otra por conducta alborotada. Ambos fueron liberados y recibieron citaciones por faltas menores.
El sábado manifestantes antifascistas realizaron una marcha pacífica en la ciudad y muchas personas dejaron flores en un memorial en honor a Heather Heyer, muerta en los incidentes del año pasado.
La red ultraconservadora "Unite the Right" había obtenido en aquel momento autorización para una concentración en Charlottesville en protesta contra un proyecto de la alcaldía de retirar una estatua del general confederado Robert E. Lee.
Al culminar la marcha se desencadenaron choques entre los supremacistas blancos y los contra-manifestantes, que fueron embestidos por un simpatizante neonazi causando la muerte de Heyer y dejando 19 heridos.
Aquella marcha había comenzado el 11 de agosto con cientos de simpatizantes neonazis, hombres que portando rifles, lanzando consignas nacionalistas y empuñando antorchas, en escenas que evocaron los mítines racistas del sur de Estados Unidos antes del surgimiento del movimiento por los derechos civiles universales.
Tras la protesta y los incidentes, Trump recibió duras críticas por haber establecido inicialmente una equivalencia moral entre ambos grupos de manifestantes, sin condenar directamente a los supremacistas blancos.
Al día siguiente, dijo que había "culpa de ambas partes" por la violencia en Virginia, que los antirracistas llegaron "con palos en sus manos", y consideró que "había muy buena gente en ambos bandos".
Recién dos días después de aquellos incidentes y la ola de críticas, el presidente dijo que "el racismo es malvado y aquellos que causan violencia en su nombre son criminales y matones, incluyendo el KKK, los neonazis, los supremacistas blancos y otros grupos de odio".